La verdad es que llevo toda mi vida sobre los escenarios. Empecé a cantar mientras hacía puzles y jugaba con las Barbies debajo de la mesa del salón, soñaba con llenar estadios y con esa sensación de subidón al compartir mi música con millones de personas (sigo haciéndolo).  De ahí pasé a participar en concursos infantiles como Menudas Estrellas o el Veo Veo de Teresa Rabal. Fui niña “coplera”,  saetera, y gallega, lo cual me convertía en una especie de bicho raro que a la gente le llamaba bastante la atención. La cultura musical de mi casa iba de Rocío Jurado a Rocío Durcal, pasando por la Pantoja y con alguna curva hacia Marifé de Triana.  Cuando desembarqué en la “radio fórmula” mi vida dio un giro, ¡yo quería cantar como Celine Dion y Christina Aguilera! A mi madre mis nuevos gustos no le hacían mucho gracia y, un día, apareció internet… y ya me perdió para siempre. Empecé a escuchar y conocer y escuchar y conocer y, poco a poco, mi yo-cantante y mi yo-artista seguimos otros rumbos.

Estudié guitarra, piano, lenguaje musical, canto… Compuse mis primeras canciones siendo una adolescente y también comencé a ejercer de profesora de canto siendo muy joven.

Compaginé mi carrera como actriz en cine, televisión y teatro, con musicales como “La ópera de los tres reales” y “Tarzán”, la publicación de varios singles como “Días”, “Tú y sólo tú” y “Sola” en plataformas digitales, conciertos acústicosde mis temas, así como numerosas actuaciones como cantante entelevisión.

Aparecí en la segunda temporada de la serie “El piso” versionando en cada capítulo un hit del verano. A raíz de esto nacieron “Las Mamarrachadas de Messa”.

También compuse la música de la obra de teatro “Sin Vacaciones” de Juanmi Díez y la canción final de la película “La mujer quehablaba con los muertos”.

En 2015 tomé la decisión de apostar por mi carrera musical con la misma fuerza que había apostado por mi carrera como actriz. Al fin y al cabo es lo que llevaba deseando toda mi vida.